En nuestro cuerpo habitan bacterias que son necesarias para ciertas
funciones del organismo, especialmente las del sistema digestivo. Entre
estas bacterias están los probióticos, que se generan en los productos
lácteos.
Aunque tenemos relativamente poco tiempo que escuchamos acerca de estas
bacterias benéficas, en realidad se descubrieron hace más de dos mil
años, cuando una casualidad llevo a la creación del yogur.
Estas bacterias tienen un potente antibiótico que funciona contra
infecciones del aparato digestivo, asimismo ayudan a la restitución de
la flora intestinal, a prevenir infecciones vaginales e incluso reducen
la absorción intestinal del colesterol.
Recientemente fueron presentados cuatro estudios relacionados con el
tema en la Reunión Científica Anual del Colegio Americano de
Gastroenterología, que se realizó en Washington, Estados Unidos.
En estos estudios los investigadores exploraron el impacto positivo de
los probióticos en los casos de la diarrea asociada con el uso de
antibióticos, como anti-inflamatorio para pacientes con colitis
ulcerativa, psoriasis, síndrome de fatiga crónica y síndrome de colon
irritable.
El yogur es producto que deriva directamente de la leche y que conserva
todas sus propiedades, pero es incluso un poco más nutritivo y el
calcio que contiene, combinado con los ácido lácticos exclusivos del
yogur, puede ser digerido con mayor facilidad.
Actualmente existe una amplia variedad de productos que incluyen a los
probióticos. Si bien el yogur es el más conocido, también pueden
contenerlos algunos quesos y productos lácteos, algunos jugos, productos
de soja y hasta algunos fideos (puedes buscar en las etiquetas, que en
general aclaran cuándo los incluyen). Además, los probióticos están
disponibles como suplementos en forma de píldoras.
Por otro lado, debes tener cuidado en no confundir los probióticos con
los prebióticos. Como la variación en el nombre es mínima, sólo una
letra, es posible pensar que se tratan de lo mismo y es importante que
los distingas.
Los probióticos son microorganismos vivos (en general, bacterias)
similares a los que normalmente se encuentran en el tracto digestivo
humano y que estimulan la llamada flora bacteriana, mientras que los
prebióticos son ingredientes alimenticios no digeribles que estimulan de
forma selectiva el desarrollo y/o la actividad de los microorganismos
presentes en el cuerpo, especialmente las bacterias útiles.
Estos ingredientes se añaden a los alimentos. Un ejemplo es la leche
enriquecida con fructo-oligosacáridos (FOS) para estimular el
crecimiento de las bacterias buenas (como los lactobacilos y las
bifidobacterias).
Juntos forman lo que en inglés se denomina synbiotic (o simbiosis que
significa una relación entre organismos beneficiosa para ambos) y
constituyen una buena combinación que podría ayudar a tratar la diarrea,
prevenir y tratar la aparición de hongos vaginales y otras infecciones
del tracto urinario, acelerar el tratamiento de ciertas infecciones y
prevenir o reducir la severidad de la fiebre y los resfríos.
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