En esta ocasión he querido tocar un tema poco conocido por la
población y, afortunadamente, poco frecuente en nuestro medio. Se trata
de la denominada enfermedad inflamatoria intestinal. Esta
entidad está compuesta por colitis ulcerativa crónica inespecífica
(CUCI), enfermedad de Crohn y la llamada colitis indeterminada, que es
una mezcla de las características de ambas y solo se presenta en un 15%
de los casos. A pesar de que las dos están clasificadas
dentro de una misma enfermedad, ambas tienen sustanciales diferencias en
cuanto a síntomas, evolución y, por supuesto lo más importante, el
tratamiento. Varios estudios han mostrado la existencia
de una relación familiar en la enfermedad, implicando que los factores
genéticos jueguen un papel vital en su desarrollo. Otra
teoría propuesta y muy aceptada es la de la autoinmunidad, que propone
que en la sangre circulan anticuerpos contra las mismas células del
paciente, los cuales se combinan con antígenos (llamados factores
desencadenantes) y que llevan a una inflamación marcada en el intestino
de la persona, ya que se liberan grandes cantidades de células
inflamatorias. También ha sido involucrado un mecanismo
infeccioso en el desarrollo de esta enfermedad y se ha mencionado un
elevado número de bacterias como posibles causales. Asimismo, se han
mencionado ciertos virus que se consideran causantes de la misma. Factores
dietéticos, especialmente la leche de vaca, han sido implicados como
otras posibles causas de la enfermedad. Además, se mencionan agentes
químicos de los alimentos, ingestión de sustancias como mercurio, pobre
ingesta de fibra y exceso de consumo de azúcares refinadas, etc. Algunos
factores psicológicos como estrés, ansiedad o depresión también han
sido considerados como posibles causas de este padecimiento. Las
diferencias entre CUCI y la enfermedad de Crohn pueden ser bien
marcadas en cuanto a su curso clínico, los síntomas que presentan, su
apariencia endoscópica y, por supuesto, el tratamiento que requiere cada
una de ellas. Por ejemplo, la colitis ulcerativa se caracteriza por tener períodos de exacerbación y períodos de remisión. Por
el contrario, la enfermedad de Crohn es más crónica y a menudo el
paciente no está tan enfermo como para necesitar ser hospitalizado. Otra
diferencia marcada es en cuanto a la localización, ya que la colitis
ulcerativa está confinada solamente al colon (como su nombre lo dice) y
dentro del mismo órgano suele afectar a la parte más distal del
intestino grueso, es decir, recto y colon sigmoides. En
contraste, la enfermedad de Crohn puede afectar a todo el tubo
digestivo, es decir, esófago, estómago, duodeno, intestino delgado e
intestino grueso. Las diferencias endoscópicas también son marcadas entre una enfermedad y la otra enfermedad. La colitis ulcerativa es más frecuente que la enfermedad de Crohn en nuestro medio, por lo tanto, hablaremos de ella. Una parte fundamental, para usted, amigo lector, son los síntomas. Se caracteriza por diarrea crónica y semilíquida acompañada de sangre, a veces con mucosidad en las heces y pérdida de peso. El
diagnóstico se hace, fundamentalmente, a través de una colonoscopia, en
la cual se observa la mucosa del intestino grueso inflamada
(característica fundamental de la enfermedad) y se toman muestras para
una biopsia, ya que es la manera más definitiva de dar el diagnóstico
final y correcto de la enfermedad. El tratamiento puede
ser médico con fármacos tales como derivados familiares de la aspirina
(salicilatos), esteroides e incluso inmunomoduladores. Por
último, en los casos que no responde al tratamiento médico, se recurre a
la cirugía, ya que hay una clara relación de esta enfermedad con el
temido cáncer de colon.
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