El camino hacia el bienestar recobrado: acerca de la importancia de adoptar una dieta anti-inflamatoria.
Desde finales del año 2007, empecé a sufrir fuertes desordenes
gastrointestinales y luego bronquiales, en suma, problemas
inmunológicos. El primer año me dieron dos diagnósticos de padecimientos
crónicos: colitis ulcerosa crónica inespecífica (CUCI) y asma. Ya que
me reusaba a aceptar estos diagnósticos y a tomar medicina de control,
emprendí cambiar de médicos y buscar especialistas vinculados con la
investigación. En un primer tiempo me apoyé en una inmunóloga, un
gastroenterólogo (enfermo de CUCI, lo cual genera empatía) y una
psicóloga. A partir de ahí, tras tratamientos, recaídas, exámenes y
segundas opiniones (las que siempre hay que pedir), y teniendo una
actitud muy pro-activa de mi parte (la búsqueda de información
científica al respecto por todos los medios posibles), cambió mi
diagnóstico. Mi mal tenía un nuevo apodo, el de "gastroenteritis
eosinofílica”. Su nombre es descriptivo y refiere a la proliferación de
unos leucocitos conocidos como "eosinófilos” en todo el tracto
digestivo. Ya que estos proliferan cuando hay procesos alérgicos,
clasificada como "alérgica”. Con pruebas de alergias de parches (a
efecto retardado) encontramos que tenía una fuerte alergia a la mostaza,
un ingrediente básico de mi dieta afrancesada: la vinagreta.
Luego de la desaparición de los síntomas con la eliminación de la
mostaza y la realización de una dieta anti-inflamatoria, en 2009 tuve
una grave recaída que implicó que tomará un tratamiento con altas dosis
de esteroides (cortisona). Tardé casi dos meses en ver una mejoría,
mientras tanto mi cuerpo se hinchó de 10 kilos de agua y mi imagen
corporal me resultaba cada día más monstruosa. Fue hasta los cinco meses
que pude dejar de tomarlos, y es en esta misma temporada que una amiga
me habló de las intolerancias alimenticias. Éstas también son conocidas
como alergias de tipo 3, para distinguirles de las alergias de tipo 1.
Estas últimas generan una reacción inmediata, el cuerpo produce
histamina, se hincha, se pone rojo, etc.. Mientras las alergias de tipo 1
son mediadas por reacciones IGe, las de tipo 3 son mediadas por las
IGg. Entenderán que seguí siendo pro-activa de mi recuperación y empecé a
buscar información al respecto en la web. Aprendí lo siguiente:
Las intolerancias alimenticias surgen, y/o aceleran, el
adelgazamiento del intestino grueso o colón. Las vellosidades que lo
protegen se desgastan, se crea un déficit de enzimas, cuya función groso
modo es de procesar ciertos alimentos. Es este déficit de enzimas el
que impide que los alimentos sean degradados por completo en el colon,
de manera que los residuos pasan a la sangre, provocando reacciones
inflamatorias. La sangre no reconoce ciertas sustancias y surge una
respuesta inmunológica. Ésta se manifiesta como tos, migrañas,
inflamación del colón, artritis reumatoide, etc.
A través de la página www.immuno-nutrition.com conseguí enlaces en México para hacerme una prueba de sangre y detectar intolerancias alimenticias (www.imupro.com.mx).
Afortunadamente, conseguí el contacto de una médica, nutrióloga que
ejerce en Monterrey, quien ha logrado controlar padecimientos que ella
misma sufría con base en conocer y evitar los alimentos a los que es
tolerante. Con su orientación, me hice una prueba de sangre, la cual fue
enviada a un laboratorio alemán, a través de immuno-nutrition en la
ciudad de México. Allá le practicaron la prueba IMUPRO300. Es verdad que
el costo es elevado: 12 mil pesos por checar 270 alimentos, y tres
veces menos (ósea 4 mil pesos) para un panel de 90 alimentos. Ahora
bien, resulta más barato hacerse la prueba en Alemania en comparación
con la tarifa que piden los laboratorios Moreira para ofrecerla a los
regios: ¡20 mil pesos! No cabe duda que la salud es un gran negocio,
pero sólo para algunos…
Gracias a este examen, encontramos la lista de los alimentos a los
que soy intolerante, entre ellos todos los que contienen gluten. Éste es
un componente presente en muchas cereales: el trigo, la avena, la
cebada, el centeno, etc. Quienes son alérgicos al gluten al punto de no
poder comerlo de por vida son los celiacos. Además soy intolerante a la
la levadura, el benzoato de sodio, entre otros. Esto significa que no
puedo comer casi nada que haya sido procesado industrialmente, pues el
benzoato de sodio es un conservador que encontramos en todo lo que viene
enlatado, las sodas, pero también en las milanesas de pollo
(supuestamente frescas) para su venta en el supermercado. Evitar la
levadura significa olvidarse de lo que haya sido fermentado, como
ciertos quesos, vinos y vinagres, etc. Algo realmente difícil para una
francesa.
Pero como ustedes saben, no hay nada tan difícil como padecer la
inflamación del colón, la diarrea, las heces sanguinolentas, el asma, la
sinusitis. Así que dejar de comer lo que a uno le enferma es un mal
mucho menor: es la vía hacia el bienestar. En pocos días, al dejar de
comer estos alimentos me sentí bien y me vi esbelta en el espejo: mi
cuerpo se había desinflamado de una manera impresionante. Poco a poco me
sentí mucho mejor.
El año pasado, al viajar a mi tierra natal, me realicé la otra prueba
actualmente existente para detectar intolerancias alimenticias, el
cytotest, y me fue confirmada mi intolerancia al gluten y a mi lista de
intolerancias fue agregada la leche. Hay algo de sentido común en esto:
somos los únicos mamíferos los que seguimos tomando leche a edad adulta
y además ¡de otro mamífero!
El tema de la relación entre alimentación y inmunología ha sido
tratado científicamente con brillo. En 2008, meses después que me fue
diagnosticado CUCI leí el genial libro del Dr. Seignalet, un inmunólogo
que dedicó su vida al estudio de la relación entre alimentación y
padecimientos crónicos. Este libro, reeditado cinco veces en francés, y
cuya tercera edición se encuentra traducida al español, se titula "La
alimentación o la tercera medicina”. Para Seignalet no cabe duda
quemuchos padecimientos crónicos, por más serios que sean, pueden ser
remediados. Son propios de un mundo en el que no tomamos el tiempo de
elaborar nuestra alimentación de manera sana, con alimentos frescos y de
preferencia orgánicos, evitando aquellos que nos inflaman como las
harinas, los lácteos y las carnes muy cocidas. El Dr. Seignalet
demostró en base a la curación de pacientes la remisión en enfermedades
supuestamente incurables gracias a la eliminación de nuestra
alimentación de un conjunto de alimentos (cereales, lácteos, carnes
cocidas más allá de 90 grados, entre otros), p.e. para personas que
padecían de artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn. Lamento
decirles que no ha sido comprobado que su dieta funcionará para los
pacientes de CUCI, pero sí para Crohn.
No nos pongamos tristes, porque sus hallazgos y los de otros sirven
nuestra causa. Otros investigadores, inspirados en Seignalet, se han
interesado en el tema de las intolerancias alimenticias, su relación con
padecimientos con la hiperactividad, el autismo (la leche está
involucrada) y la epilepsia (Centre Stelior, Suiza, http://www.hyperactif.net/intolerancesalimentaires.html)
En mi experiencia, al dejar de ingerir los alimentos a los que soy
intolerante, he recobrado bienestar y la última crisis diarreica,
ocurrida en febrero y marzo 2011, pude manejarla con base la ingesta de
probióticos (Mutaflor por dos meses, en su defecto se puede conseguir
Glutapak-R en Monterrey) y el uso puntual de supositorios de Pentasa Yo
me reusé a tomar esteroides, a lo mejor en otras oportunidades tendré
que volver a tomarlos, pero esta vez, pude librar la crisis de esta
forma.
Lo que yo aprendí en estos tres años es lo siguiente:
1) Es crucial cuidar la flora intestinal: evitar la ingesta de antibióticos, tomar prebióticos y probióticos. Me ha venido muy bien tomar el Mutaflor (www.mutaflor.com) pero como no está disponible en México, es posible tomar Glutapak-R (1 sobre por la mañana y otro por la noche).
2) Evitemos maltratar el intestino (delgado y grueso) dándole a
digerir alimentos para los que ya no tenemos enzimas, esto nos provoca
intolerancias alimenticias y desencadena procesos inflamatorios. En este
sentido, es recomendable conocer a qué alimentos nos hemos
vuelto intolerantes, a consecuencia del adelgazamiento que sufre nuestro
intestino durante las crisis inflamatorias. Al conocerlos, podemos evitar consumirlos y favorecer la aparición de otra crisis, o por lo menos, evitar que sea tan fuerte.
Hace meses, me contactó una paisana enferma de CUCI, llevaba más de
tres meses en crisis y estaba muy deprimida ya por no remitir. Se hizo
las pruebas de intolerancias alimenticias en Monterrey, cambió de dieta,
y ¡recobró vida y fuerza! No es ninguna cura la que les estoy
ofreciendo, pues no soy médica sino una paciente perspicaz, lo que
ofrezco es una reflexión con base en mi experiencia sobre la importancia
de adoptar una actitud pro activa y aprender a alimentarse sanamente.
En nuestro caso, alimentarse sanamente nosignifica que sea cierto "come
frutas y verduras” y "los lácteos son buenos para tu salud”, sino
implica conocer a qué alimentos nos hemos vuelto intolerantes. Prevenir
el desencadenamiento de una nueva crisis inflamatoria, o aminorar su
fuerza, es tan importante cómo saber qué hacer para salir de ella.
A estas alturas, no importa si tengo CUCI o gastroenteritis
eosinofilica, ambos nombres se refieren a categorías atribuidas a
padecimientos cuya lógica de funcionamiento no conocemos, porque de
conocerlos, podríamos curarlos. Lo que sí sé, con mi cambio de dieta ¡yo
me siento muchísimo mejor que hace tres años!
Ahora, infórmate y revisa los vínculos que enlisto a continuación.
Sobre las intolerancias alimenticias:
www.Immuno-nutrition.com
www.imupro.com.mx
http://www.intolerancegluten.com/
http://www.hyperactif.net/intolerancesalimentaires.html
Dr. Seignalet « L’alimentation ou la troisième médecine » (la
alimentación o la tercera medicina), ver la página en español sobre su
obra y la dieta ancestral que propuso:
http://www.islabahia.com/artritisreumatoide/0401lasteoriasdejeanseignalet.asp
Sobre la dieta que propone:
http://www.islabahia.com/artritisreumatoide/0402elregimenancestral.asp
Se pueden realizar pruebas de intolerancias alimenticias en la ciudad
de México, Veracruz y en Monterrey. En Monterrey previa cita con la
Dra. Angélica Pérez Escobedo (81) 83 71 36 94.
Séverine Durin, Monterrey, México
21 de junio de 2011
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