Relaciones de pareja
Las relaciones íntimas en las personas afectadas se pueden ver
alteradas por la enfermedad en sí, por la medicación que recibe o por
una intervención quirúrgica. También, los síntomas que produce pueden
afectar a la imagen corporal, disuadiendo a la persona a perseguir una
relación íntima.
Desgraciadamente, los adultos con Enfermedad Inflamatoria Intestinal
(EII) pueden encontrarse con barreras físicas para desarrollar una vida
sexual totalmente satisfactoria debido a la medicación o complicaciones
inherentes a la enfermedad. Los esteroides pueden afectar la vida sexual
y la sulfasalazina puede provocar una disminución del número de
espermatozoides en la eyaculación pero no afecta a la vida sexual. La
prednisona (esteroide) que habitualmente se administra puede provocar
una disminución importante del deseo sexual, pero normalmente es
reversible cuando se deja de tomar la medicación.
Las fístulas (canales anormales que conectan el intestino con la piel
o los órganos circundantes) pueden afectar la vida sexual de la
persona..
Algunas cirugías, como la implantación de una bolsa en ostomizados,
con retirada del recto, tienen el riesgo de lesionar los nervios
autonómicos pélvicos que controlan la erección y la eyaculación.
En las mujeres, la lesión de los nervios pélvicos puede disminuir la
sensibilidad del clítoris. La extirpación del recto puede alterar la
posición de los órganos adyacentes y provocar dispareunia (dolor al
realizar la cópula).
La impotencia masculina provocada por una intervención quirúrgica o
por la medicación recibida puede ser tratada por su médico, que pondrá a
su alcance el remedio más oportuno. No tema consultarle.
Independientemente del dolor y la fatiga, algunos adultos
experimentan la sensación de pobre imagen corporal, lo que puede afectar
al despertar sexual. Una imagen negativa de tu cuerpo puede ser un
impedimento importante a la hora de mantener relaciones. Si usted asume
la totalidad de su imagen corporal podrá afrontarlo con su pareja. La
pareja debe hablar abiertamente sobre la enfermedad, síntomas y qué es
lo que puede ocurrir en un momento determinado..
Entorno familiar
Vivimos una situación, impuesta a todos los ciudadanos, cargada de
ansiedad y estrés que afecta claramente en el ámbito personal.
Este problema se ve agudizado en las personas afectadas por la enfermedad inflamatoria intestinal por ser más vulnerables.
El ser consciente de padecer una enfermedad crónica, que hoy en día
todavía no tiene curación al no conocerse con exactitud su origen, con
una evolución impredecible y que provoca gran sentimiento de culpa, hace
que el paciente sea mucho más susceptible a los problemas cotidianos.
Se forma un círculo vicioso ya que la enfermedad provoca ansiedad y
depresión y estas a su vez empeoran la enfermedad.
Factores psicosociales
Factores biológicos, psicológicos y sociales se conjugan y marcan el
comportamiento de las personas que padecen esta enfermedad. Diversos
estudios demuestran que el estado emocional o estrés de la persona
provoca cambios en el ritmo intestinal, cambios en la motilidad que
pueden afectar al humor y a otras funciones mentales. Informes
psiquiátricos realizados hace 50 años vinculan estrechamente tensión y
enfermedad. Estudios recientes no son tan categóricos debido a
dificultades metodológicas y la complejidad de las influencias
psicosociales en el intestino y el comportamiento de los seres humanos.
Como ocurre con muchas otras enfermedades, es probable que el estrés
pueda contribuir al inicio o un empeoramiento de la enfermedad en un
individuo predispuesto, pero el grado de implicación está por
determinar.
Se asocian trastornos psicológicos con la Enfermedad Inflamatoria
Intestinal (EII); varios estudios demuestran una asociación entre EII y
problemas tipo depresión y ansiedad. Las personas afectadas de
enfermedad de Crohn sufren con mayor frecuencia estos problemas.
Las estrategias encaminadas a disminuir la tensión de estos pacientes
(ayuda social, educación de la salud, solución de problemas) actúan de
manera muy positiva en la evaluación de la enfermedad.
Se considera la disfunción psicosocial como una parte de la enfermedad más que una causa o una característica única.
La mayoría de las personas con EII puede mantener un buen
funcionamiento físico y social, aunque cuando una persona tiene una
enfermedad crónica, el impacto principal es a menudo psicológico. Deben
aprender a hacer frente a síntomas crónicos o recurrentes como el dolor,
náuseas, diarrea o la incontinencia.
Posibles estrategias
Hable con su médico
Trabaje junto a su médico para entender y tratar la enfermedad,
comente sus problemas y preocupaciones, explíquele cuales son sus
temores, infórmese detalladamente del tratamiento que va a recibir, etc.
Implique a su familia
Algunos miembros de su familia pueden experimentar sentimientos de
desamparo, de culpabilidad o de cólera. Usted y su médico pueden reducir
esas sensaciones reconociendo que son normales en personas que tienen
un familiar con una enfermedad crónica y animando la participación de su
familia en su tratamiento. Por supuesto, esta implicación debería ser
lo más respetuosa posible y no afectar la independencia de todos.
Infórmese sobre su enfermedad
Intente entender y adaptarse a la tensión.
Muchas personas reconocen un empeoramiento de sus síntomas cuando
están afectados psicológicamente. La tensión puede afectar cualquier
enfermedad. Muchas personas se benefician de los programas de control
tensional.
Control de su actividad
Muchas personas con una enfermedad crónica tienden a disminuir sus
actividades físicas o sociales, o se hacen más dependientes de otros
incluso a la hora de tomar decisiones con respecto a su tratamiento.
Pero la actividad y la implicación crecientes le ayudará a sentir que
usted está a cargo de su enfermedad y de su vida. Si no está seguro de
la intensidad de la actividad que puede realizar, consulte con su
médico.
Salud mental
Considere una consulta o asesoramiento si está experimentando un
problema psiquiátrico que requiera tratamiento, como puede ser una
depresión severa o se considera incapaz de participar en actividades
sociales.