INTRODUCCION Se define la amibiasis como la infección
por el protozoario parásito Entamoeba histolytica. Las amebas,
normalmente presentes en el intestino grueso, ocasionalmente penetran la
mucosa intestinal y pueden diseminarse a otros órganos. Se desconocen
los factores que desencadenan la invasión de la mucosa. La E.
histolytica es responsable de unas 100.000 muertes por año, lo que la
coloca en segundo lugar después de la malaria en mortalidad por
parásitos protozoarios. Se sabe desde hace mucho que muchas personas
aparentemente infectadas con E. histolytica nunca desarrollan síntomas y
eliminan sus infecciones espontáneamente. Esto lo interpretaron muchos
investigadores como una indicación de que el parásito tenía una
virulencia variable. Sin embargo, en 1925 Emile Brumpt sugirió la
explicación alternativa de que habían dos especies: una capaz de causar
enfermedad invasora y otra que nunca causa enfermedad, a la que él llamó
Entamoeba dispar. La hipótesis de Brumpt no fue reconocida por otros
investigadores. En la década de los 70 se empezaron a acumular
observaciones que daban apoyo a la hipótesis de Brumpt de la existencia
de dos organismos dentro de lo que se conocía como E. histolytica. Se
continuaron acumulando datos bioquímicos, inmunológicos y genéticos y en
1993 se publico una redescripción formal de E. histolitica, separándola
de E. dispar. La E. histolytica puede causar enfermedad invasora
intestinal y extraintestinal, contrario a E. dispar. La confirmación de
la distinción de estas dos especies es posiblemente el mayor logro en
el campo de la investigación de la amibiasis. AMIBIASIS La
amibiasis intestinal es una infección producida por una especie
patógena conocida como Entamoeba histolytica (amiba). Esta parásita al
ser humano y puede vivir como comensal en el intestino grueso; causando
infecciones generalmente sintomáticas que llegan a adquirir importancia
clínica. Esta enfermedad ataca al ser humano en cualquier edad, siendo
más frecuente en niños y adultos jóvenes. Se manifiesta de diferentes
formas produciendo: disentería aguda/fulminante con fiebres y
escalofríos o diarrea sanguinolenta/mucoide (llamada disentería
amibiana); llegando a causar un malestar abdominal leve, que se alterna
con períodos de estreñimiento; e incluso puede provocar la muerte. La
amebiasis es la tercera enfermedad parasitaria más importante del mundo.
Tiene una distribución mundial que varía de un lugar a otro.
Generalmente las tasas de prevalencia son más altas en algunas zonas del
trópico, donde el saneamiento es deficiente. CAUSAS La
amibiasis intestinal es provocada por la Entamoeba histolytica, la cual
parásita al hombre por medio de quistes de esta amiba, la cual penetran
en el intestino e invaden las glándulas de la pared intestinal para
alimentarse de sangre y tejidos. Se reproducen en abundancia y provocan
la formación de abscesos que, al romperse, descargan mucus y sangre en
el propio intestino. Esto provoca la licuación de las heces y genera
diarrea que puede ser sanguinolenta o mucoide y es llamada disentería
amibiana. Puede haber diseminación por la corriente sanguínea y aparecer
abscesos en el hígado o, con menor frecuencia, en los pulmones o el
cerebro. La amebiasis es más frecuente en regiones tropicales, climas
cálidos y templados, pero más aún en áreas pobres y mal saneadas. En el
ámbito mundial, está catalogada como la tercera parasitosis causante de
muerte. "Alrededor del 10 a 20 % de la población mundial se considera
infectada y el 10 % de ésta sufre la enfermedad, con una letalidad que
oscila entre el 0.1 y 0.25 %." El período biológico de la E. histolytica
incluye varios estudios sucesivos: el trofozoito, el quiste y el
metaquiste. El trofozoito es la forma parasitaria y se aloja en la luz
intestinal donde se multiplica por fisión binaria y se nutre de sangre y
fragmentos de tejidos. Los trofozoitos no participan en la transmisión
de la infección, pues son fáciles de destruir debido a que no sobreviven
en el exterior. Los quistes son cuerpos resistentes que se eliminan en
las heces fecales y son transportados al suelo. De aquí son impulsados
por el viento y contaminan vegetales, frutas y agua potable, y cuando
son consumidos transmiten la enfermedad. El quiste conserva la vida del
endoparásito fuera del huésped y generalmente su vía de infección es la
boca, por lo que la transmisión es muy simple. Es sumamente resistente a
las condiciones del medio y a los jugos del tubo digestivo. Pueden
sobrevivir en las heces por lo menos 8 días a temperaturas que oscilan
entre 20 y 40 ºC y durante 40 días a los 2 y 6 ºC, resistiendo incluso
temperaturas de congelación. Soportan las concentraciones de cloro en el
agua purificada, pero pueden ser destruidos por los procedimientos de
filtración y por el método de electrólisis, así como la ebullición, yodo
y ácido acético. Cabe señalar que el quiste de la E. histolytica posee
la facultad de dividir su núcleo por mitosis. De modo que, al llegar al
intestino grueso, los jugos digestivos neutros o alcalinos rompen las
paredes del quiste y liberan una amiba de 4 núcleos, metaquiste que
finalmente se divide en 8 trofozoitos. Así completa su ciclo biológico y
de transmisión. Los síntomas aparecen aproximadamente a las 48 horas de
la ingestión de contaminantes. SÍNTOMAS El
cuadro clínico se caracteriza por diarrea mucosa y sanguinolenta
(disentería amibiana), fiebre, escalofríos, estreñimiento de carácter
intermitente, flatulencia, dolor de cabeza, dolor abdominal de tipo
espasmódico y fatiga. Aunque se han podido establecer cuatro formas
clínicas funfamentales de la amibiasis intestinal: La
diarreica-disentérica, la colitis fulminante, la apendicitis y el
ameboma. En el tipo diarreico-disenterico, el cuadro clínico es el
anteriormente descrito. La colitis fulminante se presenta principalmente
en lactantes con desnutrición avanzada y el cuadro clínico es el
anterior pero con datos de peritonitis por perforaciones y las
ocasionadas por el estado toxiinfeccioso. La apendicitis amibiana no se puede diferenciar de otros tipos de apendicitis por medios clínicos. El
ameboma es raro en niños y se presenta con mayor frecuencia en adultos
jóvenes. Está caracterizado por diarrea mucosanguinolenta y se palpa un
tumor abdominal. DIAGNÓSTICO 1. Diagnóstico parasitológico. El
diagnóstico de la amibiasis intestinal está basado en el examen de
heces o en la biopsia. El examen microscópico no permite diferenciar E.
histolytica de E. dispar, excepto cuando los trofozoítos de E.
histolytica presentan eritrocitos fagocitados, que es una condición
altamente asociada con la amibiasis invasora. En las infecciones por E.
dispar no hay trofozoítos hematófagos. En el 90% de los casos se
requieren hasta 3 exámenes de heces consecutivos para el diagnóstico de
la infección. Virtualmente todos los pacientes con colitis amibiana
aguda tienen sangre oculta en heces de modo que el examen de sangre
oculta puede usarse como una prueba de tamizaje. La presencia o ausencia
de leucocitos fecales no contribuye al diagnóstico. Los cultivos para
amebas a partir de material fecal sólo sirven para estudios
epidemiológicos. 2. Diagnóstico inmunológico. Como
se ha mencionado antes, los anticuerpos antiamibianos se desarrollan
sólo en la infección por E. histolytica y no por E. dispar. La ausencia
de anticurpos a E. histolytica en suero después de una semana de
síntomas es una evidencia fuerte contra el diagnóstico de amibiasis
intestinal invasora o de hepática. Frecuentemente la serología es
negativa al inicio de la presentación aguda del absceso hepático pero se
positiviza a los 7-10 días. Los anticuerpos antiamibianos se detectan
en más del 85 al 95% de los pacientes con colitis invasora o con absceso
hepático. Sin embargo, debido a la larga persistencia de la mayoría de
los anticuerpos, ni la prueba inmunoenzimática (ELISA) ni la
hemaglutinación indirecta (HAI) pueden diferenciar una enfermedad aguda
de un episodio remoto en áreas de elevada endemicidad. La
contrainmunoelectroforesis (CIEF) y la difusión de precipitinas en gel
(DPG) son menos sensibles pero su positividad se extiende sólo por 6 a
12 meses después del inicio de la enfermedad y por consiguiente son de
mucha utilidad diagnóstica en las áreas de alta endemicidad. 3. Diagnóstico imagenológico. Las
radiografías con enema de bario no siempre están indicadas en los
pacientes con colitis amibiana debido al riesgo de perforación y por su
falta de especificidad. Estas radiografías son de utilidad para
identificar los amebomas. Los métodos imagenológicos no invasivos como
la ultrasonografía, tomografía axial computarizada (TAC) y resonancia
magnética nuclear (RMN) han mejorado notablemente la habilidad del
clínico para diagnosticar el absceso hepático amibiano. La
ultrasonografía es el método preferido por su capacidad de diferenciar
una enfermedad de tracto biliar de la enfermedad hepática con rapidez,
bajo costo y ausencia de efectos tóxicos. La TAC puede dar mayor
resolución de la imagen y ser más sensible pero no proporciona datos más
específicos. En todo caso, ninguno de estos métodos permite diferenciar
entre un tumor quístico, un absceso piógeno o un absceso hepático
amibiano. TRATAMIENTOS Y RECOMENDACIONES El
tratamiento de la amibiasis intestinal debe hacerse siempre, pues aún
en personas asintomáticas es necesario exterminar los parásitos del
intestino con dos finalidades: evitar que en algún momento haya invasión
de los tejidos y eliminar la fuente de infección. Lo ideal es que se identifique específicamente la E. histolytica y si está presente, tratarla. Si
sólo se identifica E. dispar no será necesario un tratamiento. Si la
persona infectada por esta especie tiene síntomas gastrointestinales, se
deberán buscar otras causas. No está indicado el tratamiento en
los individuos asintomáticos en quienes se les reporta E.
histolytica/E.dispar y sin una identificación específica de E.
histolytica, a menos que hayan razones para sospechar una infección por
esta última, tales como títulos altos de anticuerpos, historia de
contacto estrecho con casos de amibiasis invasora o un brote epidémico. Si
se detecta E. histolytica/E. dispar en un paciente sintomático no debe
suponerse que la E. histolytica es la causa de los síntomas y deberán
considerarse otras explicaciones. Los fármacos antiamibianos son
de dos clases: amebicidas tisulares (como los 5-nitroimidazoles) y
amebicidas luminales (como el furoato de diloxanida). La enfermedad
invasora debe tratarse con un amebicida tisular seguido de uno luminal.
Los amebicidas tisulares no son apropiados para el tratamiento de los
individuos asintomáticos, a menos que exista alguna evidencia de
amibiasis invasora. Los fármacos para tratar la amebiasis pueden clasificarse según su principal lugar de acción.
Los
amebicidas luminales se absorben poco y alcanzan elevadas
concentraciones en el interior del intestino, pero su actividad se
limita a los trofozoitos que están junto a la mucosa.
En EE.UU. se dispone de tres fármacos luminales: el iodoquinol, la paramomicina y el furoato de diloxamida.
Las
indicaciones para la utilización de los agentes luminales son los
pacientes con colitis o un absceso hepático y el tratamiento de
portadores asintomáticos. Los amebicidas tisulares alcanzan
elevadas concentraciones en la sangre y los tejidos tras su
administración por v¡a oral o parenteral. El desarrollo de compuestos de
nitroimidazol, especialmente metronidazol fue un importante avance en
el tratamiento de la amebiasis invasiva. Los pacientes con colitis amebiana deben tratarse con rnetronidazol, 750 Mg.,
tres veces al día, por vía IV o por vía oral, durante diez días. Entre
los efectos colaterales se encuentran las náuseas, los vómitos, el malestar abdominal y un efecto tipo disulfiram.
Los
imidazólicos, tales como el tinidazol y el ornidazol, son igual de
eficaces. Todos los pacientes deben recibir una pauta completa de
tratamiento con un agente luminar.
No se ha documentado la
resistencia al metronidazol. Las recaídas probablemente representan una
reinfección o un fracaso en la erradicación de las amebas del intestino,
debido a una dosis o a una duración inadecuada del tratamiento.
A
pesar de la importancia de la enfermedad como problema de salud
pública, se cuenta con un número relativamente reducido de medicamentos
para el tratamiento de la disentería y el absceso hepático amibianos. La
mayoría de ellos con un margen terapéutico estrecho y con diversos
efectos secundarios en el hombre. Además, han aparecido informes de
resistencia de E. histolytica a algunos de los fármacos antiamibianos
más usuales en la práctica médica. Educar a la población general
con relación a la higiene personal, eliminación de las heces en los
lugares adecuados, así como también a lavarse bien las manos después de
cada evacuación y antes de preparar los alimentos. Hervir el agua antes de ingerirla para eliminar los quistes que puedan contenerse en ésta. Lavar
bien las frutas y sobre todo las hortalizas, ya que estas son las mas
propensas a contener quistes, por su contacto con el suelo. Erradicación de poblaciones de moscas, ya que estas pueden transportar los quistes de un lugar a otro. Supervisión
continua de las organizaciones de salud pública a las personas que
preparan alimentos en los lugares públicos así como la limpieza general
de los locales. Realizar coprológicos a todos los integrantes del círculo familiar a que pertenezca un individuo afectado. Medidas preventivas:
La prevención radica básicamente en: • La correcta disponibilidad y potabilización del agua. • Eliminación de excretas. • Desinfección de verduras. • Eliminación de vectores (moscas). • Higiene personal. • Lavado de manos. • Un buen sistema de drenaje. • Construcción de letrinas sanitarias. EPIDEMIOLOGIA Se
estima que el 10% de la población mundial está infectada por E. dispar o
por E. histolytica, lo que resulta en aproximadamente 50 millones de
casos de amibiasis invasora y hasta 100.000 muertes por año. La
prevalencia de infección amibiana puede ser tan alta como 50% en ciertas
áreas de los países en desarrollo. Los estudios serológicos en ciudad
de México indicaron que hasta el 9% de la población estaba infectada con
E. histolytica. Tasas elevadas de infección amibiana ocurren en el
subcontinente indio, Africa occidental, lejano oriente y Centroamérica.
En Nicaragua, estudios realizados en la ciudad de León mostraron una
prevalencia de infección de 18.6% y de 23% de seropositividad. La
prevalencia de la infección amibiana depende de hábitos culturales,
edad, nivel de saneamiento, hacinamiento y condición socioeconómica. La
infección por Entamoeba histolytica ocurre por ingestión de quistes
maduros en alimentos, agua o manos contaminados con heces. El
desenquistamiento ocurre in el intesstino delgado y los trofozoítos son
liberados y migran al colon. Los trofozoítos se reproducen por fisión
binaria y producen quistes que se eliminan con las heces. Debido a la
protección de la pared, los quistes pueden sobrevivir días o semanas en
el medio externo y son los responsables de transmisión. Los trofozoítos
en el medio externo mueren rápidamente. En muchos casos los trofozoítos
permanecen confinados en la luz intestinal de los infectados, quienes
son entonces portadores asintomáticos o eliminadores de quistes. En
algunos individuos los trofozoítos invaden la mucosa intestinal, o , a
través de la circulación, invaden el hígado, pulmones cerebro etc. Se ha
establecido que que las formas invasivas y no invasivas representan
especies separadas: E. histolytica y E dispar respectivamente, que son
morfológicamente indistinguibles. La transmisión también puede ocurrir
por exposición fecal durante el contacto sexual (en tal caso no solo los
quiste sino también los trofozoítos son infectantes) En general,
la infección por E. dispar es 10 veces más común que la de E.
histolytica. La amibiasis invasora sintomática se desarrolla en un 10%
de los individuos con infección asintomática por E. histolytica. Por
consiguiente, la enfermedad se desarrollaría en 1 de cada 100 que se
infectaran asintomáticamente con E. histolytica. Es importante señalar
que entre los muchos miles de individuos estudiados hasta la vez no se
ha reportado que E. dispar cause enfermedad invasora. Además la E.
dispar no induce la producción de anticuerpos. En cambio, la infección
asintomática por E. histolytica si causa una respuesta inmune humoral.
En áreas de endemicidad, la alta prevalencia de individuos que son
seropositivos ( a menudo el 25% de la población) se debe aparentemente a
casos de una remota infección por E. histolytica. Esta elevada
frecuencia ha confundido el uso de la serología para el diagnóstico de
la amibiasis invasora en áreas de endemicidad. PATOLOGIA La
E. histolytica debe su nombre a su capacidad para destruir los tejidos.
Para esto es esencial que los trofozoítos se adhieran a las células
epiteliales y a las células inflamatorias de la respuesta inmune
mediante una lectina de adherencia inhibible por la galactosa, que es
una proteína de superficie de 250 kD. De acuerdo a Said-Fernández, la
lisis de las células blanco puede producirse mediante una citólisis
directa, dependiente del contacto y mediada por fosfolipasas amibianas y
otra indirecta en la que intervienen citolisinas leucocitarias
resultantes de la lisis de leucocitos por las amebas. La actividad
citolítica directa depende de la función de los microfilamentos de la
ameba, iones de calcio, y una fosfolipasa A calcio-dependiente. La
adherencia de los trofozoítos de E. histolytica es seguida de una
elevación sostenida de calcio intracelular que contribuye a la muerte de
la célula. Los ésteres de forbol y la proteína-cinasa aumentan la
actividad citolítica de la ameba. El parásito también contiene una
proteína formadora de poros, de 77 aminoácidos, que induce la salida de
Na+, K+ y en menor grado Ca2+ en las células blanco, pero no hay
evidencia directa de que esta tenga una función importante en la lisis
de estas células. Recientemente, se han encontrado en las cepas más
patógenas de la ameba diversas hemolisinas con actividad citotóxica
demostrada en líneas de cultivos celulares. La E. histolytica contiene
además numerosas enzimas proteolíticas incluyendo la catepsina B, una
proteinasa ácida, colagenasa y protinasa neural. Las proteinasas parecen
estar implicadas en la disolución de la matriz extracelular que fija
las células. Los leucocitos polimorfonucleares que constituyen la
respuesta inicial del huésped a los trofozoítos de E. histolytica, son
invariablemente destruídos por esta y sus productos de la lisis aumentan
el daño a los tejidos. CICLO VITAL DE LA ENTAMOEBA HISTOLYTICA El
protozoario existe en dos formas evolutivas: trofozoíto y quiste. La
infección se adquiere por la ingestión del quiste maduro
(tetranucleado), que es resistente a los jugos gástricos. El
desenquistamiento ocurre en el intestino delgado. Del quiste sale una
ameba tetranucleada que multiplica sus núcleos para formar una ameba de 8
núcleos. Posteriormente esta se fragmenta en 8 pequeñas amebas,
llamadas amébulas metaquísticas. Estas se transforman en los trofozoítos
que finalmente se establecen en el colon, donde se alimentan de
bacterias y restos celulares. Seguidamente los trofozoítos pueden
enquistarse, que es un proceso aparente estimulado por condiciones
luminales no ideales para los trofozoítos. Dentro de quiste continúan el
metabolismo y la división nuclear hasta formar los 4 núcleos. Después
de ser eliminados con las heces los quistes pueden permanecer viables
por semanas o meses, dependiendo de las condiciones ambientales. La
infección no se transmite por trofozoítos, los que pueden ser excretados
durante los períodos de colitis aguda, debido a que se desintegran
rápidamente fuera del cuerpo y a que se destruyen con el jugo gástrico.
La infección puede producirse con tan sólo un quiste en el agua o
alimentos contaminados. Con inóculos más grandes el período de
incubación puede acortarse en unos pocos días en vez de 1-2 semanas. SINTOMATOLOGIA La
infección intestinal por E. histolytica causa un espectro amplio de
condiciones. Las principales formas son: Portadores asintomáticos,
colitis amibiana aguda, colitis fulminante y ameboma. Portador asintomático. Conforme
a la evidencia actual, todas las infecciones por E. dispar son
asintomáticas. En cambio, en las infecciones por E. histolytica una
proporción variable son portadadores asintomáticos. En Sudáfrica
Gathiram y Jacson identificaron 20 portadores asintomáticos de E.
histolytica (10% de todas las infecciones encontradas) y al cabo de un
año el 10% de éstos habían desarrollado colitis amibiana y el resto
permaneció asintomático. Estudios en México y otras regiones han
mostrado que un mayor porcentaje de infecciones por esta ameba son
asintomáticas. Es particularmente importante identificar y tratar a
estos pacientes ya que son una fuente potencial de transmisión de la
enfermedad. LESIONES DERIVADAS Lesión intestinal:
La invasión de la mucosa colónica comienza en el epitelio
interglandular. Inicialmente la ulceración es superficial y el
infiltrado celular es mínimo. Puede haber hiperplasia reactiva en los
agregados linfolides cercanos. Las ulceraciones pueden profundizarse y
extenderse lateralmente bajo la mucosa aparentemente normal, formando
las típicas úlceras en matraz. Los trofozoítos usualmente se ven en la
periferia de las áreas necróticas. Muy pocas veces se ven neutrófilos o
esinófilos en estas lesiones. En los casos severos de amibiasis
intestinal usualmente hay inflamación y las células inflamatorias rodean
los parásitos e infiltran todas las estructuras dañadas. En algunos
casos una contaminación bacteriana secundaria puede estar relacionada
con la inflamación. Absceso hepático: La infección
hepática resulta de la migración de trofozoítos a través de la vena
porta. En el absceso el parénquima hepático está completamente
sustituido por restos necróticos con escasos trofozoítos y células
inflamatorias. La lisis de los neutrófilos por las amebas libera
productos tóxicos no-oxidativos que contribuyen a la destrucción del
tejido. El color del fluido puede variar de amarillento hasta café
oscuro, con apariencia de pasta de anchoas. Los trofozoítos sólo se
encuentran en la pared del absceso. Una característica notable de
la mayoría de las lesiones amibianas es su poca tendencia a estimular
la proliferación de tejido conectivo o de sanar con formación de
cicatriz. Esto es particularmente evidente en lesiones grandes, en las
que el tratamiento usualmente resulta en una recuperación anatómica y
funcional de la parte afectada, con muy poca o ninguna cicatrización. Respuesta inmune. La
cura de una colitis amibiana o de un absceso hepático amibiano
aparentemente produce cierto grado de inmunidad. En un estudio de
seguimiento por 5 años de 1021 individuos curados de absceso hepático
sólo se observaron 5 recurrencias y en un área de alta endemicidad en la
India, la presencia de anticuerpos amibianos estaba asociada con una
menor frecuencia de infección. Sin embargo, aparentemente puede darse la
recurrencia de la infección asintomática con E. dispar o con E.
histolytica. En los casos de absceso hepático se desarrollan
altos títulos de anticuerpos desde el 7º día de la enfermedad y estos
pueden persistir hasta por 10 años. Entre los antígenos de la ameba
estudiados, la subunidad pesada de la lectina inhibible por galactosa es
reconocida por el 95% de los individuos con amibiasis invasora. Otros
antígenos caracterizados incluyen el antígeno de superficie de 28 kD, y
el de la proteinasa de cisteína. El suero de individuos enfermos y de
controles sanos tiene un efecto amebicida para los trofozítos de E.
histolytica, por medio de la activación de las vías clásicas y alterna
del complemento. Sin embargo las cepas aisladas de abscesos hepáticos o
de lesiones colónicas son resistentes a la lisis mediada por el
complemento. Recientemente se ha demostrado que la infección natural por
la ameba induce la producción de de IgA antiamibiana detectable en el
colostro y en la saliva. La respuesta inmune celular tiene un
papel importante en limitar la extensión de la amibiasis invasora y
resistir a la recurrencia después de una terapia apropiada. La respuesta
inmune celular consiste en una blastogénesis de linfocitos con
producción de linfocinas, incluyendo el FNT-a , capaces de activar a los
macrófagos y matar a las amebas. Los mecanismos amebicidas de los
macrófagos son dependientes del contacto e incluyen las rutas oxidativa,
no oxidativa y de NO2. Sin embargo, durante la amibiasis invasora aguda
la respuesta de linfocitos T a los antígenos de la ameba parece estar
deprimida por un factor sérico inducido por el parásito. Colitis aguda:
Los pacientes con colitis amibiana aguda usualmente se presentan con
una historia de 1 a 2 semanas de dolor abdominal, tenesmo y frecuentes
evacuaciones diarreicas con moco y sangre. Pueden agregarse otros
síntomas como dolor lumbar y flatulencia. Una minoría de los pacientes
presentan fiebre, lo que contrasta con la disentería bacilar, y en
algunos la diarrea puede causarles deshidratación. En la mayoría de los
casos hay sensibilidad abdominal a la palpación. En la endoscopía se
observa la apariencia característica de pequeñas úlceras hemorrágicas
con una mucosa normal entre ellas. Colitis fulminante: Es
una complicación inusual de la disentería amibiana que tiene un
pronóstico grave, con una mortalidad mayor de 50%. Clínicamente los
pacientes se presentan con una diarrea sanguinolenta muy severa y
fiebre, seguida de una instalación rápida de dolor abdominal difuso. El
progreso puede ser tan rápido que la rigidez abdominal se ha presentado
sólo en un 25% de pacientes con perforacion intestinal detectada
mediante cirugía. Los niños de menor edad tienen más riesgo de presentar
colitis fulminante. El desarrollo clínico de la colitis fulminante está
asociado con la extensión de las úlceras hasta la serosa. Ameboma:
Es una presentación inusual de la amibiasis intestinal que ocurre en
menos del 1% de los pacientes con enfermedad invasora intestinal. La
mayoría de los pacientes presentan una masa intestinal que puede
presentar dolor a la palpación. En la radiografía el ameboma se confunde
con un carcinoma de colon. Una prueba serológica o una biopsia
evitarían una cirugía innecesaria. Complicaciones La
complicación más común de la colitis amibiana es la peritonitis. Los
pacientes usualmente desarollan una filtración lenta de contenido
intestinal con el subsecuente retardo en el inicio de los signos de
peritonitis, pero en la colitis fulminante puede ocurrir una perforación
rápida. Menos frecuentemente se presentan las hemorragias repentinas y
las estricturas rectales, o del sigmoide. La amibiasis cutánea puede
ocurrir como una extensión directa de la infección intestinal. Esta se
presenta como úlceras muy dolorosas, que se pueden confundir con
carcinomas. Diagnóstico diferencial. La colitis amibiana
aguda debe distinguirse de las causas bacterianas de disentería,
incluyendo Shigella, Campylobacter, Salmonella, Vibrio y E. coli
enteroinvasiva. Un indicador clínico de la amibiasis es la relativa
falta de fiebre o la posible ausencia de leucocitos fecales, pero se
requiere del examen de heces y de la serología para hacer el diagnóstico
definitivo. Es particularmente importante excluir una colitis amibiana
antes de tratar con corticosteriodes una presunta enfermedad
inflamatoria intestinal ya que se podría desarrollar un megacolon
tóxico. Absceso hepático amibiano: El absceso hepático
amibiano es la complicación extraintestinal más común de la amibiasis.
La mayoría de los pacientes presentan un cuadro agudo de menos de 10
días de fiebre y dolor abdominal. El síntoma más común es un dolor sordo
en el cuadrante superior derecho que se puede irradiar al hombro.
También puede haber dolor epigástrico o pleurítico. Una hepatomegalia
con dolor es el signo más sugestivo pero no es diagnóstico. La mayoría
de los pacientes tienen fiebre. Aunque todos los pacientes hayan tenido
infección intestinal antes del desarrollo del absceso, menos del 30%
tienen diarrea al momento de presentar las manifestaciones del absceso
hepático. Una minoría de pacientes pueden presentar un curso crónico con
síntomas subagudo por más de dos semanas. Estos más probablemente
mostrarán una enfermedad emaciante con hepatomegalia, pérdida de peso, y
anemia. Las presentaciones atípicas pueden incluir falta de aliento,
tos secundaria a efusión pleural, o a ruptura de absceso en el espacio
pleural. Los hallazgos de laboratorio asociados con el absceso
hepático amibiano incluyen leucocitosis sin eosinofilia, anemia moderada
en más de la mitad de los casos, niveles elevados de fosfatasa alcalina
en el 80% de los casos, transaminasas elevadas en los casos severo y
velocidad de eritrosedimentación aumentada. Diagnóstico diferencial del absceso hepático. El
diagnóstico de absceso hepático amibiano debe de considerarse en todo
paciente de un área endémica con fiebre y dolor en el cuadrante superior
derecho. Aunque inicialmente se pueda sospechar de una infección del
tracto biliar, con la disponibilidad de los métodos imagenológicos el
diagnóstico diferencial usualmente se reduce a absceso piógeno o un
tumor necrótico. Los pacientes con un absceso piógeno generalmente son
de mayor edad y tienen una enfermedad biliar o enfermedad del colon
subyacentes. Una prueba de difusión de precipitinas en gel confirmaría
el diagnóstico pero en un paciente con abcesos múltiples estarían
indicados una aspiración transcutánea para cultivo bacteriano y examen
patológico. ANEXOS Ciclo vital de Entamoeba histolytica CONCLUSIONES El
parásito que causa la amibiasis que es la entamoeba histolytica y se
define morfológicamente como un eucarionte unicelular con trofozoítos
uninucleados de 20 a 40 cm. de diámetro y quistes de 10 a 16 cm. El
núcleo es vesicular, esférico, con una membrana recubierta de pequeños
gránulos de cromatina y un cariososma central puntiforme. Esta
enfermedad es causada cuando la persona no tiene las medida higiénicas
necesaria para que se evite esto por lo cual en el trabajo se han puesto
las medidas preventivas que se deben de tomar para su prevención. También
se sabe que este parásito enferma al ser humano de tal manera que puede
vivir como comensal en el intestino grueso; esto causa infecciones
generalmente asintomáticas que llegan a adquirir importancia clínica. Esta
enfermedad es muy común en personas jóvenes y en los niños acarreando
con ella enfermedades como la disentería con periodos de estreñimiento
que si se complica puede llegar a obtener medidas clínicas y de gran
importancia . En los individuos sintomáticos, la presencia de
anticuerpos antiamibianos en títulos elevados está también altamente
relacionada con la amibiasis invasora. La amibiasis invasora
induce en el hospedero una respuesta inmunológica de tipo humoral, que
aparece entre 5 y 7 días después de la infección; involucrando
principalmente anticuerpos de la clase IgG. Existen en el
comercio pruebas para la detección de antígenos amibianos en heces. En
la actualidad sólo una de tales pruebas identifica específicamente E. histolytica. Se reafirma la definición de amibiasis de la OMS como la infección por E. histolytica (en el nuevo sentido) con o sin manifestaciones clínicas. Algunos
Mecanismos de transmisión conocidos son el oral, el Consumo de
alimentos y agua contaminados, el contacto directo con personas que
realizan prácticas higiénicas inadecuadas (manejadores de alimentos)y
por las prácticas sexuales anales sin protección
|