La anemia ferropénica representa la anemia carencial más frecuente en
nuestro medio, la primera causa de consulta hematológica y el tipo de
alteración nutricional más común. Se caracteriza por la disminución o
ausencia de los depósitos de hierro. La prueba deficiencia que confirma
la existencia de anemia por déficit de hierro (AF) son unos niveles
séricos bajos de ferritina, indicativos de una situación de depleción de
hierro. Otros parámetros no permiten diferenciar la AF de la anemia
trastornos crónicos. La dieta es de gran importancia en la anemia, sin
embargo, ningún alimento contiene concentraciones suficientes de hierro
para poder constituir un remedio práctico en los estados de carencia del
mismo, por lo que el tratamiento debe realizarse por vía oral con
preparados a poder ser a base de sulfato ferroso para asegurar una mejor
absorción. Se recomienda una dosis inicial de 150-200 mg. de hierro
elemental al día, repartido en tres tomas (3-5 mg
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