Fíjate en el color. El color adecuado de la materia fecal es
un marrón intermedio parecido al color de una bolsa de papel marrón. Si
presenta un color rojizo, amarillento, blancuzco o verdoso, hazla
analizar por tu médico. En la mayoría de los casos indica que algo falta
en tu dieta, pero también puede ser una señal de algo más serio. (ver
Recursos para mayor información.)
2
Ten en cuenta con cuánta facilidad mueves el vientre. Las
heces sanas salen de tu cuerpo rápida y fácilmente. No debes sentir
dolor ni tienes que hacer fuerza. El hecho de hacer fuerza puede ser una
señal de constipación.
3
Comprueba el tamaño y la consistencia. Tu materia fecal
tiene que tener la forma de tu colon, similar a una banana o con forma
de tronco (los extremos de las heces pueden tener otra forma). La
consistencia se puede comparar a la manteca de maní o al dentífrico (ni
demasiado dura ni demasiado blanda). No quieres que sea demasiado
delgada (como un lápiz), redonda (como pequeños gránulos), sumamente
dura o verdaderamente floja. Calcula el largo (adivina; no se necesita
una regla). La longitud promedio varía entre 4 y 8 pulgadas.
4
El olor. No tienes que olerla de cerca, pero cuando estás en
el baño, siente el olor. Una materia fecal sana casi no tiene olor o
directamente no lo tiene (además está acompañada de pocos gases). Si es
suave y muy hedionda, esto indica exceso de grasa en las heces.
5
Advierte su descenso. La materia fecal sana desciende
gradualmente al fondo del inodoro o flota. Depende de qué es lo que
hayas comido, aunque no debe hundirse como una piedra. Sale como un
tronco sólido y puede romperse una vez que llega al inodoro. No
necesitas que sea una cantidad muy grande (de cuatro a ocho pulgadas
está bien) por vez o pequeños trozos que traen problemas al descargar el
inodoro. Si es así, debes volver a evaluar tu dieta para tener una
experiencia de evacuación más saludable.