En la enfermedad de Crohn y en la colitis ulcerosa se pueden utilizar diversos medicamentos, de forma que cada médico selecciona, junto con el paciente, entre todos los disponibles, los que mejor se adaptan al tipo de enfermedad y la gravedad en cada enfermo.
Pueden administrase de diversas formas según el tipo de fármaco:
-Unos son vía oral (por la boca) en forma de gránulos, comprimidos, cápsulas, etc.
-Otros son a través de pinchazos con agujas
muy finas en diversos lugares: Pueden ser intravenosos (directamente en
vena), otros intramusculares (en forma de inyección en el músculo,
habitualmente en la nalga) y otros subcutáneos (justo en la grasa que
hay debajo de la piel -más superficial que los intramusculares-).
-También los hay que se administran por el ano (vía transrectal) en forma de enemas (líquidos), supositorios o espumas.
Algunos
de estos medicamentos intentan mejorar los síntomas o molestias que los
enfermos sufren (diarrea, dolor abdominal, fiebre).
Otros,
tratan de controlar la inflamación que aparece en el tubo digestivo. Se
pueden utilizar en los periodos de brote o empeoramiento agudo de la
enfermedad o como tratamiento de mantenimiento, es decir, para impedir o
disminuir la posibilidad de estos brotes.
Aunque
la Medicina es una ciencia que avanza continuamente, todavía no tenemos
medicamentos que consigan curar la enfermedad de Crohn ni la colitis
ulcerosa, aunque sí consiguen controlar la situación en determinados
momentos, mejorar la evolución de la enfermedad y mejorar la calidad de
vida de los pacientes.
¿QUÉ FÁRMACOS SE PUEDEN UTILIZAR EN LA ENFERMEDAD?
Fármacos para los síntomas
Estos
medicamentos se utilizan para mejorar algunos de los síntomas típicos
de estas enfermedades. No son fármacos para actuar concretamente contra
la inflamación del intestino sino que sólo atacan los síntomas. De
hecho, se utilizan en muchas otras enfermedades distintas a estas para
controlar sus síntomas.
Entre ellos tenemos varios:
Los llamados analgésicos son para el dolor abdominal, de articulaciones, etc.
Los denominados astringentes son para ayudar a cortar la diarrea.
Los antipiréticos son para bajar la fiebre.
El
hecho de que sean medicamentos "más generales" no quiere decir que
deban tomarse sin indicación ni supervisión médica ya que también tienen
sus riesgos y posibles efectos secundarios, y es su médico quien
valorando el riesgo/beneficio de los mismos, decide en que situación
utilizarlos y como.
Fármacos específicos para la enfermedad
Son
medicamentos que se utilizan para disminuir la inflamación que se
produce en el aparato digestivo. En este grupo es donde más se ha
avanzado en los últimos años y sigue investigándose, con el fin de
mejorar cada vez más la vida y síntomas de los pacientes.
Los grupos de fármacos que se utilizan en esta enfermedad son los siguientes:
- Aminosalicilatos.
- Antibióticos.
- Corticoides.
- Inmunosupresores.
- Biológicos
En
algunos casos, especialmente en niños y adolescentes que sufran un
ataque moderado de enfermedad de Crohn, también se administra la llamada
nutrición enteral (preparado alimenticio que se administra por boca o
por sonda). Ésta tiene la finalidad de mejorar su estado nutricional e
incrementar el ritmo de crecimiento. Incluso puede evitar la
administración de corticoides.
Aunque,
seguramente, su médico ya le habrá informado, el paciente puede
comprobar qué fármaco está tomando mirando su composición en la caja del
medicamento recetado, puesto que a continuación no se detallarán los
nombres comerciales.
Aminosalicilatos
Los
aminosalicilatos, o salicilatos, son uno de los fármacos más utilizados
en la enfermedad inflamatoria intestinal. Existen comercializados
diversos preparados, aunque los más utilizados son la mesalazina
(también llamada 5-aminosalicilato o 5-ASA), la sulfasalazina y la
olsalazina.
Son
medicamentos derivados de la aspirina (lo que no quiere decir que deban
sustituirse por ella). Son antiinflamatorios, es decir, reducen la
inflamación intestinal. Desde hace años se utilizan en los brotes leves o
en el tratamiento de mantenimiento tanto de la colitis ulcerosa como,
en ocasiones, de la enfermedad de Crohn cuando hay principalmente
inflamación del intestino grueso (colon).
Pueden
administrarse por la boca en forma de gránulos, comprimidos o cápsulas.
También pueden darse en ocasiones a través del ano en forma de
supositorios, enemas (líquidos) o espuma cuando la inflamación afecta a
la parte final del colon y según el grado de aceptación por el paciente
de esta forma de administración. A veces se combinan estas dos formas
(oral y rectal) cuando la inflamación esta más extendida en el intestino
grueso pero se busca mejorar los síntomas que dependen de la
inflamación del recto, como el llamado tenesmo (sensación constante de
querer ir a hacer deposición y de no haber evacuado totalmente).
Es
usual que las dosis utilizadas lleven a que usted tenga que tomar el
medicamento varias veces al día. También, al utilizarse frecuentemente
como mantenimiento, que sea durante periodos largos. Aunque a veces
pueda resultar difícil su uso durante tanto tiempo, debe saber que han
demostrado su eficacia tanto en la enfermedad activa como para prevenir
los estados agudos, así como parecen tener efecto protector contra el
cáncer de colon. Su médico siempre procurará la mayor comodidad para
usted.
En
general son bien tolerados, siendo poco frecuentes aunque posibles, sus
efectos secundarios. La sulfasalazina puede producir intolerancia
(molestias digestivas u otras) en un 15-20 % de los pacientes que la
toman, y la olsalazina puede producir ocasionalmente diarrea. Son
fármacos seguros en el embarazo.
Antibióticos
Los
antibióticos se utilizan cuando hay complicaciones de la enfermedad de
Crohn como la presencia de fístulas, especialmente en la región del ano o
vagina. También se utilizan frecuentemente en los casos en los que
puede haber una infección sobreañadida a la inflamación o en caso de
gravedad, junto a otras medicaciones empleadas para estas enfermedades.
Dentro
de los más utilizados está el metronidazol, que es eficaz en el
tratamiento de las lesiones anales pero con frecuentes recaídas al
retirarlo. Aunque es un medicamento en general seguro, puede producir
molestias en la región del estómago y, en los tratamientos largos,
sensaciones de hormigueo en los pies o posibles infecciones por hongos
en la boca.
También se utiliza el ciprofloxacino solo o, en ocasiones, asociado al anterior.
Corticoides
Son
medicamentos con efecto también antiinflamatorio que se utilizan sobre
todo en las fases de brotes o empeoramiento de la enfermedad.
Se pueden utilizar:
-Por vía intravenosa en los brotes importantes o graves cuando el paciente está hospitalizado.
-Vía oral en forma de comprimidos cuando los brotes son moderados o el paciente mejora tras administrarse por vía intravenosa.
-Vía
rectal en forma de enemas cuando la enfermedad afecta sólo al final del
intestino o buscamos mejorar síntomas como el tenesmo explicado
anteriormente.
Los
corticoides orales más utilizados son la prednisona y la prednisolona.
Estos medicamentos son eficaces en casi dos tercios de los pacientes en
los que se utilizan, y siguen siendo fundamentales
para el tratamiento de la enfermedad. Es frecuente que se utilicen
durante unas semanas en los brotes, pero debe intentarse su reducción
progresiva y retirada tras la mejoría.
Algunos
pacientes no responden al tratamiento con corticoides, es decir, no
mejoran pese a su administración a dosis adecuadas. Esta situación se
conoce como corticorresistencia o resistencia a los corticoides y cuando
ocurre, se debe pasar al tratamiento con otros fármacos que se
detallarán posteriormente según la situación del paciente y la gravedad
de la enfermedad. Incluso puede ser necesario en ocasiones recurrir a la
cirugía.
Otros pacientes aunque mejoran de su
enfermedad con el uso de los corticoides, cuando se intenta su retirada
tras disminuir la dosis poco a poco, vuelven a tener síntomas. Esta
situación de conoce como corticodependencia o dependencia de los
corticoides y también obliga a plantearse otras posibilidades de
tratamiento, ya que a largo plazo, el uso continuado largo tiempo de los
corticoides pueden tener consecuencias negativas por sus efectos
secundarios.
Estos
efectos secundarios debe conocerlos el paciente para no asustarse pero
también para evitar su abuso. En algunos casos son poco importantes y
principalmente estéticos (aumento de peso, acné, vello, estrías, cara de
luna llena, euforia excesiva, insomnio, etc.), mejorando tras su
retirada; pero, en ocasiones, pueden ser importantes si se usan en
tiempos prolongados (depresión, cataratas, pérdida de calcio en los
huesos).
Para
evitar los efectos nocivos sobre el hueso, deben administrarse junto
con calcio y vitamina D. Los corticoides por sí mismos no son
perjudiciales para el estómago, por ello, habitualmente no suele
precisarse protección cuando se utilizan. En general son medicamentos
seguros durante el embarazo aunque debe evitarse su uso en el primer
trimestre de embarazo salvo que sean imprescindibles.
Además
existen otros tipos de corticoides que pueden tener menos efectos
secundarios y ser menos nocivos sobre el hueso, pero se utilizan sólo en
situaciones muy concretas. La razón de esto es que aunque se tomen vía
oral, actúan de modo local sobre la inflamación del intestino sin
prácticamente absorberse, es decir, pasar del interior del intestino a
la sangre. Existen dos comercializados:
-La
budesonida, que se utiliza en la enfermedad de Crohn con una
localización concreta (íleon y colon ascendente), porque es ahí donde el
medicamento se libera de su envoltorio y actúa. Este mismo corticoide
puede utilizarse en forma de enemas en determinadas situaciones de
colitis ulcerosa con afectación del final del colon.
-El
dipropionato de beclometasona, que se utiliza en la colitis ulcerosa
generalmente asociado a aminosalicilatos cuando con éstos solos no son
suficientes para controlar un brote.
Ambos,
budesonida y beclometasona, se utilizan en periodos cortos e igualmente
deben retirarse como los "corticoides clásicos" explicados
anteriormente.
Inmunosupresores
En
estas enfermedades se ha visto que está alterado el sistema inmunitario
(las defensas del organismo que nos defienden de las infecciones) y
"atacan" a determinadas partes del aparato digestivo erróneamente sin
que haya ninguna infección. Por ello se utilizan los inmunomoduladores o
inmunosupresores que actúan sobre ellas disminuyendo esta respuesta
anómala.
Se
reservan para determinadas situaciones de la enfermedad, sobre todo
cuando no responde a los medicamentos anteriores y, especialmente, en
situaciones de dependencia o resistencia a los corticoides. Son
especialmente utilizados en las enfermedades más complicadas como,
por ejemplo, cuando hay fístulas, cuando se ha precisado ya una
intervención quirúrgica previamente y la enfermedad reaparece, cuando
las lesiones del aparato digestivo son extensas, cuando hay
manifestaciones en otras partes del cuerpo, etc.
Dentro de ellos existen varios:
-La
azatioprina y la 6-mercaptopurina que suelen ser eficaces en más de la
mitad de los pacientes para mantener la enfermedad inactiva. Los
pacientes que los toman deben realizarse análisis de sangre durante el
tratamiento, para vigilar la posible aparición de efectos secundarios.
Entre los más típicos están la posible disminución de los glóbulos
blancos o la inflamación del hígado. La dosis debe ajustarse al peso y a
los análisis, de forma que hay pacientes que necesitan un solo
comprimido, y otros tres o más.
En
general, son fármacos seguros con un control adecuado e igualmente su
médico cuando se los prescribe es porque sus beneficios superan los
riesgos. Los últimos estudios indican que parecen seguros durante el
embarazo y, en general, no hay porque retirarlos durante el mismo.
-La
Ciclosporina es un fármaco utilizado para evitar en el rechazo del
trasplante de órganos, y ha demostrado su eficacia para tratar los
brotes de colitis ulcerosa que no responden a corticoides intravenosos a
dosis adecuadas (corticorresistencia). Es un fármaco que habitualmente
se maneja en el hospital y que requiere unos controles especiales para
ajustar sus dosis. Deben vigilarse la tensión de la sangre y la función
del riñón durante su administración mediante análisis de sangre. No es
recomendable su uso durante el embarazo.
-El
Metrotexato se administra ocasionalmente en la enfermedad de Crohn en
determinadas circunstancias. Suele administrarse inyectado de forma
intramuscular o subcutánea. Deben de realizarse diversos análisis a lo
largo del tratamiento ya que, aunque raro, pueden dañar el pulmón o el
hígado. No se debe utilizar durante el embarazo ya que se asocia a
abortos y aumenta la probabilidad de malformaciones.
-El
Micofenolato y el Tacrolimus son otros inmunosupresores de uso más
reciente y de segunda línea. Su eficacia todavía es controvertida y
pueden utilizarse si fracasan o producen efectos tóxicos los
anteriormente citados. Tampoco se deben utilizar durante el embarazo.
Productos biológicos
Son medicamentos llamados así porque se producen cultivos de tejidos, células u otros. En estas enfermedades se utilizan:
-El
Infliximab es un producto que bloquea una sustancia llamada TNF-α que
interviene en la inflamación. Se administra en perfusión intravenosa en
el hospital, es decir, por medio de un gotero, que lo introduce diluido
en la vena durante 2 ó 3 horas. Está indicado en ambas enfermedades
cuando no responden a las medicaciones anteriores o en situaciones
clínicas concretas como la enfermedad con fístulas (habitualmente en la
zona de alrededor del ano) que no han respondido a otros medicamentos.
Se
suelen administrar en tres dosis en las semanas 0, 2 y 6 y luego suele
mantenerse en ocasiones con una dosis cada 8 semanas. A veces puede ser
necesario aumentar la cantidad de medicamento que se administra en una
sola dosis o acortar el intervalo entre ellas. De momento, el fármaco no
se utiliza habitualmente en el embarazo aunque hay casos a los que se
les administró sin conocimiento de ello sin que se hayan detectado
malformaciones o problemas durante el embarazo.
-El
Adalimumab es un producto similar al anterior que también bloquea el
TNF-α, con la diferencia que se administra subcutáneamente (más
superficial) con jeringas ya cargadas con la dosis que debe administrase
y, por tanto, puede aplicárselo el propio paciente en su domicilio.
Está indicado en la enfermedad de Crohn cuando no responde a las medicaciones anteriores o cuando hay fístulas. Se utiliza tanto en pacientes no tratados con ningún producto biológico o en los que el Infliximab ha disminuido o dejado de hacer efecto o el paciente ha tenido alguna reacción alérgica a él.
Suele
aplicarse cada 15 días. En ocasiones puede ser necesario aumentar la
cantidad de medicamento que se administra en una sola dosis o acortar el
intervalo entre ellas. De momento, el fármaco no se utiliza
habitualmente en el embarazo aunque hay datos sobre el uso de adalimumab
durante el embarazo y no se han detectado malformaciones u otros
problemas (registro OTIS).
En
ambos fármacos, es necesario que la indicación sea correcta, pues son
capaces de producir efectos adversos que, aunque poco frecuentes, pueden
ser graves, como la posibilidad de desarrollar tuberculosis u otras infecciones.
Este hecho hace que antes de su administración se deba descartar tal
posibilidad, con la realización de una prueba cutánea denominada "de
tuberculina" en dos ocasiones (una primera vez y luego repetirlo para
asegurarse, ya que a veces puede ser falsamente negativa la primera vez)
y una radiografía de pecho.
Es
importante destacar que todo lo comentado en este resumen es una visión
general. En cualquier caso, es el médico habitual del paciente quien
conoce la situación concreta de cada enfermo. Debe ser él, junto
con el paciente, quien decida que fármaco o fármacos crea más oportuno
utilizar en cada momento. Por tanto, recuerde que no debe automedicarse
ya que puede perjudicarle más que ayudarle.
COMITÉ EDITORIAL Ángel Crespo (ACCU) Jocelyne Favorin (ACCU) Miguel Ángel Gassull (GETECCU) Antoni Obrador (GETECCU) León Pecasse (ACCU)
Medicamentos en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal AUTORA: Pilar Nos Mateu Médico Adjunto Hospital La Fe, Valencia.
Dep. legal: M-2369-2002
Adalia Farma Avda, Islas Filipinas. 1 bis. 7º
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