La alimentación es una parte esencial en el tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales.
En
general, se puede decir que una dieta adecuada en estas circunstancias
es una alimentación saludable que se modificará según las necesidades
del momento o la fase de la enfermedad, y de los posibles problemas de
salud que pueda presentar cada persona.
En este sentido se aconseja:
Conocer y aplicar las recomendaciones dietéticas indicadas en las enfermedades inflamatorias intestinales.
Seguir las pautas dietéticas recomendadas según la enfermedad se encuentre en:
Cuando se puede introducir un alimento nuevo se aconseja hacerlo en
pequeñas cantidades en la comida de la mañana o el mediodía. Esto deja
toda la tarde para observar posibles intolerancias. Si es bien tolerado,
hay que esperar de 3 a 5 días para volverlo a introducir, después se
puede tomar en días alternos y finalmente cada día. Y entonces volver a
esperar un mínimo de 5 días a 1 semana (son tiempos orientativos) para
introducir otro alimento nuevo.
En el caso que un alimento no
sea bien tolerado se aconseja suspender la ingesta hasta haberlo
comentado con el equipo de salud.
Además, se recomienda llevar
un registro dietético de todas los comidas con los alimentos que se han
introducido en cada fase de la enfermedad y anotar el grado de
tolerancia a cada uno de ellos y, por último, hacer una pequeña lista de
las tiendas especializadas de la zona donde se vive o trabaja que
vendan alimentos que puedan ser necesarios en algún momento, como por
ejemplo bebida de soja o arroz o postre de soja.
Seguir las pautas dietéticas que aseguren
el equilibrio entre las necesidades generadas por la misma enfermedad y
las propias de la etapa vital en que se encuentra cada persona.
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar hábitos saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:
Combinar la alimentación saludable con un cierto ejercicio físico,
adaptado a las circunstancias de vida de cada persona, es básico para
mantener un óptimo estado de salud. Cuando se tienen enfermedades
inflamatorias intestinales, especialmente si presentan manifestaciones extraintestinales que
afectan las articulaciones (como la artropatía periférica, la
sacroiliitis o la espondilitis anquilosante), es muy importante realizar
alguna actividad física adaptada a la vez que se siguen unas pautas
dietéticas correctas para mantenerse en la mejor condición física.
En este sentido se aconseja:
Seguir el tipo de actividad física que
el profesional de la salud haya indicado, en función del grado de
actividad de la enfermedad y de la posible aparición de manifestaciones
extraintestinales, especialmente las de tipo articular.
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar hábitos saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:
Un
descanso reparador es necesario para un óptimo estado de salud en
cualquier situación de la vida, incluyendo las enfermedades
inflamatorias intestinales. Una dieta adaptada según la fase de la
enfermedad, espaciada a lo largo del día y con una cena ligera pueden
ayudar a dormir y a descansar mejor.
En este sentido se aconseja:
Seguir las pautas dietéticas según se esté en una fase activa o de remisión.
Evitar hacer comidas muy abundantes por la noche que puedan dificultar el descanso.
Intentar cenar unas 2 horas antes de irse a dormir.
En caso de dificultad para conciliar el sueño, aumentar el
consumo (siempre que sea adecuado según la fase de la enfermedad) de los
alimentos ricos en:
Triptófano, como los huevos, el jamón, los lácteos, el pescado azul,
el arroz, la patata, el trigo, la calabaza y los frutos secos.
Vitamina B6, como el plátano, los cereales y el aguacate.
Magnesio, como los cereales integrales, los frutos secos, las verduras de hoja verde y las legumbres.
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar hábitos saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:
Las
personas con una enfermedad inflamatoria intestinal deben adaptar la
dieta a su estado de salud, que está condicionado principalmente por el
grado de actividad de la enfermedad. La aparición de ciertas
complicaciones, como las fisuras anales y tener que llevar una ostomía,
afectan muy directamente la vida diaria.
En este sentido se aconseja:
Seguir las pautas dietéticas según la enfermedad esté en una fase activa o de remisión.
Seguir las pautas dietéticas ante la aparición de irritaciones y fisuras anales y otras situaciones de salud como ser portador de una colostomía o ileostomía.
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar hábitos saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:
Las
personas con una EII deben conocer la enfermedad así como sus
manifestaciones, y saber como actuar ante un brote y las recomendaciones
nutricionales que hay que seguir para evitar en la medida de lo posible
situaciones que puedan favorecer la aparición o el agravamiento de un
brote o de su estado de salud.
En este sentido se aconseja:
Seguir las pautas dietéticas según la enfermedad esté en una fase activa o de remisión.
Seguir las pautas dietéticas ante la aparición de irritaciones y fisuras anales y otras situaciones de salud como ser portador de una colostomía o ileostomía.