Nutrición, dieta y Enfermedad Inflamatoria Intestinal
Tanto la enfermedad de Crohn (EC) como
la colitis ulcerosa (CU) afectan al tubo digestivo. Por lo tanto, es
lógico deducir que los pacientes que padecen estas enfermedades puedan
presentar con gran frecuencia deficiencias nutricionales. Éstas se
pueden poner de manifiesto en forma de adelgazamiento, anemia,
descalcificación de los huesos, retraso del crecimiento en niños y
adolescentes, etc. En consecuencia, los aspectos dietéticos del
tratamiento de estas enfermedades adquieren gran importancia, sobre todo
teniendo en cuenta que en muchos casos los pacientes limitan su dieta
sin una base científica sólida. Los párrafos siguientes pretenden
aclarar algunos de estos aspectos.
¿Por qué se desnutren los pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal?
Toda desnutrición es el resultado de
un balance negativo entre las entradas de nutrientes y las necesidades o
pérdidas de los mismos. En la enfermedad de Crohn y la colitis
ulcerosa, esto se produce por cuatro mecanismos básicos (cuya
importancia relativa es variable en cada enfermo):
a) Disminución de la ingestión de alimentos:
muchos enfermos comen poco y mal porque la enfermedad les quita el
apetito. En otros casos, los pacientes tienen miedo a comer porque el
hecho de hacerlo les provoca síntomas. Finalmente, otros pacientes
restringen o evitan determinados alimentos por prescripción facultativa
(en muchos casos, como veremos más adelante, con poco fundamento).
b) Problemas de asimilación de los alimentos en el intestino:
se producen cuando enferma el intestino delgado (por tanto, no ocurren
en la colitis ulcerosa, que sólo afecta al colon), y dependen de la
extensión y gravedad de la inflamación. Naturalmente, los pacientes a
los que ha habido que extirparles una porción importante del intestino
delgado también presentan este problema. Sin embargo, la afectación o
resección de la parte final del intestino delgado (íleon terminal), aun
siendo poco extensa, puede acompañarse de un déficit de algunos
nutrientes, como la vitamina B12, que se absorbe exclusivamente en esta
zona del intestino y, en ocasiones, de las grasas.
c) Pérdidas de proteínas y otros elementos a través del tubo digestivo:
la inflamación y la aparición de úlceras en el revestimiento interno
(mucosa) del intestino delgado y del colon provoca que se pierdan por
las heces (en forma de diarrea, sangre y mucosidad) sustancias tales
como proteínas, hierro y sales (sodio, potasio). Los corticoides también
producen pérdidas de proteínas y calcio.
d) Aumento del consumo de energía:
la inflamación es un proceso que consume gran cantidad de energía
(calorías). Por lo tanto, las necesidades de calorías aumentan durante
los períodos de actividad de la enfermedad. Si la cantidad de calorías
de la dieta es insuficiente para cubrir estas necesidades, el organismo
echa mano de las reservas de grasa, con el consiguiente adelgazamiento.
¿Cuáles son los objetivos de la dieta en la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa?
Es obvio que el objetivo principal de
la dieta en la enfermedad de Crohn y en la colitis ulcerosa es prevenir y
corregir la desnutrición que acompaña a estas enfermedades. Esto se
consigue con una dieta lo más libre y variada posible. Hay que prestar
especial atención a la ingestión adecuada de proteínas, calcio y hierro.
Las fuentes principales de proteína son la leche y sus derivados, los
huevos, las carnes y los pescados de todo tipo y las legumbres. Las
fuentes de calcio por excelencia son la leche y los derivados lácteos.
El hierro se encuentra sobre todo en las carnes rojas, el hígado, las
legumbres, algunos cereales y los frutos secos. Este objetivo de
prevención y tratamiento de la desnutrición debe compaginares con el de
no empeorar (y, si es posible, mejorar) los síntomas de la enfermedad
(dolor abdominal, diarrea, etc.).
¿Qué alimentos hay que evitar durante los brotes de actividad?
En la actualidad, no hay pruebas
suficientemente convincentes de que ningún alimento concreto esté
implicado en el desencadenamiento, perpetuación o empeoramiento de la
actividad inflamatoria en la enfermedad de Crohn y en la colitis
ulcerosa. En consecuencia, y teniendo en cuenta la necesidad de prevenir
la desnutrición, los pacientes con enfermedad de Crohn y colitis
ulcerosa en brote deberán evitar sólo aquellos alimentos que de forma
repetida y sistemática aumenten sus síntomas. De hecho, la aparición o
empeoramiento de un síntoma tras la ingestión de un alimento concreto
puede ser una pura casualidad. Por lo tanto, si se "le echa la culpa" de
todo síntoma al alimento previamente ingerido, se corre el riesgo de
acabar haciendo una dieta excesivamente monótona y, por tanto,
deficitaria. En este contexto, existen dos tipos de alimentos cuyo
consumo suele plantear dudas a los pacientes: los lácteos y la fibra.
Consumo de lácteos en los brotes de enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa No
existe ningún fundamento científico para prohibir el consumo de
productos lácteos a los pacientes con enfermedad de Crohn y colitis
ulcerosa por el mero hecho de padecer estas enfermedades. Que se sepa,
ningún componente de la leche es capaz de favorecer la inflamación
intestinal, desencadenar un brote y, mucho menos, causar la enfermedad.
Como se ha mencionado más arriba, la leche y sus derivados son la más
importante fuente de calcio que es necesario para prevenir la
descalcificación de los huesos, frecuente en estas enfermedades y
favorecida por algunos de sus tratamientos (cortisona y derivados).
Sin embargo, es cierto que un
determinado porcentaje de personas no son capaces de asimilar totalmente
la lactosa (el azúcar que normalmente contiene la leche y le da su
sabor dulzón). Cuando la lactosa que no se ha absorbido en el intestino
delgado llega al colon, puede provocar diarrea o gases. Este fenómeno,
que es independiente del hecho de padecer enfermedad de Crohn o colitis
ulcerosa, puede ocurrir también en pacientes con estas enfermedades, y
en ellos la ingestión de leche puede aumentar sus síntomas (sobre todo
la diarrea). Por tanto, los pacientes con enfermedad de Crohn y colitis
ulcerosa sólo deben limitar el consumo de leche durante los brotes si
este consumo de leche claramente aumenta su diarrea. La mayoría de los
pacientes que no toleran la leche pueden tolerar, sin embargo, otros
derivados lácteos como el yogur y los quesos curados, cuyo contenido en
lactosa es mucho menor. Por otra parte, hay que hacer hincapié en que la
intolerancia a los lácteos depende de la lactosa, y no de la grasa que
contienen, por lo que, en general, no hay razón alguna para sustituir
los productos lácteos enteros por otros desnatados o semidesnatados,
salvo en casos excepcionales con enfermedad de Crohn del intestino
delgado muy extensa en los que se demuestre la existencia de
malabsorción de grasas.
Consumo de fibra en los brotes de enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa Durante
los brotes de enfermedad inflamatoria intestinal, es aconsejable hacer
una dieta pobre en residuos, particularmente aquellos pacientes con
enfermedad de Crohn extensa que presentan estrecheces (estenosis)
intestinales, o en los brotes de colitis ulcerosa grave o extensa. Esto
significa eliminar de la dieta la denominada fibra insoluble (lignina,
celulosa). Este tipo de fibra produce un residuo fecal abundante que
puede facilitar la obstrucción intestinal cuando hay estenosis, o dañar
la frágil mucosa ulcerada del intestino delgado y colon en los brotes
graves. Los alimentos ricos en fibra insoluble son los alimentos
integrales, los preparados de cereales tipo All-Bran ® , el salvado (de
trigo, avena, etc.) y algunos vegetales particularmente "leñosos"
(espárragos, alcachofas, legumbres, etc.). Existe otro tipo de fibra,
denominada fibra soluble (pectinas, mucílagos, goma de guar, etc.), que
está contenida sobre todo en frutas y legumbres. A diferencia de la
fibra insoluble, este tipo de fibra produce menos residuo y, además, es
fermentada cuando llega al colon por las bacterias allí presentes. La
fermentación de la fibra soluble produce diversas sustancias, algunas de
las cuales son beneficiosas para las células del colon. Como
contrapartida, la fermentación de la fibra soluble produce gas, que
puede aumentar el dolor abdominal y la sensación de hinchazón durante
los brotes. Por tanto, el consumo de alimentos ricos en fibra soluble
sólo deberá limitarse si produce estas molestias y dependiendo de su
intensidad. No obstante, el consumo de frutas depende mucho del tipo de
fruta y si un paciente tiene diarreas o no: el membrillo y el plátano
estriñen, y las cerezas y ciruelas son laxantes.
¿Qué alimentos hay que evitar en los períodos de remisión?
Si las limitaciones dietéticas durante
los brotes de actividad de la enfermedad inflamatoria intestinal son
muy pocas, todavía son menos durante los períodos de remisión (cuando no
existe brote). De hecho, la mayoría de pacientes con enfermedad de
Crohn y colitis ulcerosa en remisión pueden seguir una dieta
absolutamente normal. Probablemente, la única excepción son los
pacientes con enfermedad de Crohn que presentan estrecheces (estenosis)
intestinales persistentes a causa de cicatrices (fibrosis), que deben
seguir una dieta sin residuos (sin fibra insoluble y con escasa fibra
soluble) también durante los períodos de remisión de la enfermedad.
¿Qué alimentos hay que evitar en los períodos de remisión?
Si las limitaciones dietéticas durante
los brotes de actividad de la enfermedad inflamatoria intestinal son
muy pocas, todavía son menos durante los períodos de remisión (cuando no
existe brote). De hecho, la mayoría de pacientes con enfermedad de
Crohn y colitis ulcerosa en remisión pueden seguir una dieta
absolutamente normal. Probablemente, la única excepción son los
pacientes con enfermedad de Crohn que presentan estrecheces (estenosis)
intestinales persistentes a causa de cicatrices (fibrosis), que deben
seguir una dieta sin residuos (sin fibra insoluble y con escasa fibra
soluble) también durante los períodos de remisión de la enfermedad.
¿Cuál es el papel de la "nutrición artificial" en la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa?
En ocasiones, el objetivo de prevenir o
corregir la desnutrición no se puede alcanzar haciendo una dieta basada
en alimentos normales. En estos casos es útil recurrir a la llamada
"nutrición artificial". Existen dos tipos de nutrición artificial: a) la
nutrición parenteral, que consiste en la administración de nutrientes
directamente a la sangre, por vía intravenosa, y b) la nutrición
enteral, que es la más utilizada y consiste en la administración por vía
digestiva de dietas líquidas de composición definida. Estas dietas se
pueden administrar por vía oral (a pequeños sorbos), pero muchas veces
han de ser administradas directamente en el estómago, ya sea a través de
una sonda o mediante una comunicación directa desde la pared abdominal
(gastrostomía). La nutrición artificial (sobre todo la nutrición
enteral) se emplea generalmente en pacientes muy desnutridos, en los que
tienen brotes graves de la enfermedad (que son más propensos a
desnutrirse rápidamente). Es interesante destacar que, en los últimos
años, se ha visto que la nutrición enteral puede incluso tener un efecto
antiinflamatorio sobre el intestino en la enfermedad de Crohn, de
manera que, en determinados casos, puede ser el único tratamiento del
brote. Este es el caso de los niños con enfermedad de Crohn, en los que
los efectos indeseables de la cortisona son particularmente peligrosos.
Desgraciadamente, la nutrición enteral no tiene efecto antiinflamatorio
en la colitis ulcerosa, como tampoco lo tiene la nutrición parenteral en
ninguna de las dos enfermedades.
Una recomendación final
Es importante señalar que las
recomendaciones que se han dado en este resumen son de carácter general
y, por lo tanto, no son aplicables a todos los casos. Cada paciente debe
tener presente que quien mejor conoce su caso es su médico habitual, y
es él, en último término, con quien debe comentar su caso y quien mejor
va a aconsejarle sobre la mejor dieta o estrategia nutricional a seguir y
las limitaciones dietéticas objetivas que eventualmente pueda requerir.
Con todo, ACCU ha publicado un manual sobre la nutrición en la
enfermedad inflamatoria intestinal, para quien esté interesado en
informarse sobre detalles más concretos referentes a este tema (La dieta
en la enfermedad de Crohn y en la colitis ulcerosa. Manual para el
paciente. L. Pecasse. Editado por ACCU y Ferring. Enero 2002.)
COMITÉ EDITORIAL Ángel Crespo (ACCU) Jocelyne Favorin (ACCU) Miguel Ángel Gassull (GETECCU) Antoni Obrador (GETECCU) León Pecasse (ACCU)
Nutrición, dieta y Enfermedad Inflamatoria Intestinal AUTOR: Eduard Cabré Servicio de Aparato Digestivo Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, Badalona
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