La enfermedad de Crohn
Su buen diagnóstico y tratamiento son clave para esta enfermedad,
también llamada enteritis regional, cuya causa es desconocida o
incierta.
¿Qué es la enfermedad de Crohn?
Es una enfermedad inflamatoria intestinal, que afecta a todo el
tracto digestivo desde la boca hasta el ano, pero mayoritariamente
se localiza en la última porción del intestino delgado y la primera
porción de intestino grueso.
En las zonas afectadas suele producirse una ulceración crónica, con sangrado y estrechamiento intestinal, lo cual directamente
puede obstruir el tubo digestivo.
Sus síntomas suelen ser lesiones anales, fiebre, dolores abdominales,
aftas bucales, fatiga, perdida de peso, anorexia, dolor y calambres en
el cuadrante derecho del abdomen. Así mismo padecer esta enfermedad
trae aparejado como consecuencia la carencia de Vitamina B12 y hierro.
debido a que implica tener mala absorción de la misma.
Su aparición suele darse en dos rangos de edades, la primera entre los 20 y 30 años y la segunda a partir de los 60, afectando
de igual forma a ambos sexos. Los ataques suelen darse cada pocos meses o años.
Si dura muchos años se deteriora notablemente la función intestinal,
y esos segmentos del intestino deben ser extirpados quirúrgicamente.
La evolución de la enfermedad es a través de brotes seguidos de remisiones espontáneas.
Aunque sea una enfermedad rara de causa desconocida, parece tener una base en nuestro sistema inmune, es decir que puede estar
provocada por anticuerpos que lesionan las células intestinales, en otras palabras, se la considera una dolencia autoinmune.
Síntomas y diagnóstico
Cuando no se cuida la dieta, reaparece la enfermedad de Crohn, y es eso lo que debemos
evitar: las complicaciones y los fuertes síntomas de sus recidivas. |
- dolor abdominal en las zonas alta y baja
- diarrea crónica esteatorreica (con exceso de grasa)
- fiebre
- dolor de cabeza
- pérdida de apetito, y por ende de peso
- malnutrición por la incorrecta absorción de nutrientes
- nauseas y vómitos
- anemia por falta de hierro (originada por el sangrado crónico rectal)
- úlceras en boca y ano, durante la fase activa de la enfermedad
Algunos de los síntomas (fase aguda) antes mencionados son muchas veces confundidos con una apendicitis, y es en quirófano
donde se descubre cual es el verdadero problema. Por lo tanto un buen diagnóstico es fundamental.
Ese diagnóstico suele hacerse a través de una endoscopia o una exploración radiológica, junto a la historia clínica del paciente.
Tanto la enfermedad de Crohn como la colitis ulcerosa
son enfermedades inflamatorias, que se parecen en muchos síntomas. La
gran diferencia entre una y otra radica en el grado de lesión de la
pared intestinal, siendo la enfermedad de Crohn mucho más grave, puesto
que afecta a las 4 capas del tracto gastrointestinal: mucosa, submucosa,
muscular y conectiva. En cambio, la colitis ulcerosa sólo afecta a las dos primeras.
Tratamiento
Su tratamiento consiste en realizar reposo, administración de
fármacos y corticoides y en una dieta adecuada de fácil digestión, baja
en fibras y grasas y alta en proteínas y calorías. Muchas veces suele
complementarse con algún suplemento de vitaminas y minerales si el
paciente presenta carencia de algún micronutriente.
Si la enfermedad esta muy avanzada o con complicaciones se recurre a
la cirugía para extirpar los segmentos intestinales afectados.
Pautas dietéticas a tener en cuenta
La dieta o plan que se debe seguir es un régimen de alimentación adecuado intestinal, que facilite la digestión y logre disminuir el trabajo intestinal. Siempre complementa al tratamiento farmacológico.
- No es aconsejable el consumo de alimentos crudos, puesto que su digestión requerirá mas trabajo gástrico e intestinal.
- Todos los alimentos deben cocinarse al vapor, mediante hervido,
al horno o plancha pero evitando la formación de costras quemadas. Con
respecto a los métodos de cocción no realizar fritos, rehogados y gratinados, ya que aportan muchas grasas.
- Es importante la correcta hidratación. Se debe beber entre un litro y medio a dos diarios, en forma de agua, tisanas o zumos de frutas no ácidas, como la manzana, la pera, el melocotón, papaya (fruta muy digestiva), etc.
- Evite los azúcares refinados y cereales para desayuno que contengan azúcar.
- Se deben suprimir por ser estimulantes algunos e
irritantes intestinales otros los siguientes productos: lácteos con
lactosa, quesos muy maduros y grasos, el alcohol, la cafeína, las
gaseosas, el chocolate, los azúcares, los fritos, las grasas como mantequillas, margarinas, natas, los alimentos muy condimentados, embutidos, picantes, el tabaco, carnes rojas muy grasas.
- Si no se padece una diarrea, el uso de un regulador intestinal
como el plantago o mucílago, son adecuados para mantener el tubo
digestivo limpio. Siempre tomarlos separados de las comidas para que no
interfiera en la absorción de nutrientes o medicamentos.
- El aporte de proteínas debe ser más alto de lo normal, puesto
que en la enfermedad de Crohn suelen presentarse deficiencias
nutricionales y minerales, por lo cual pueden tomarse bajo supervisión
medica algún suplemento.
- Algunos medicamentos reducen también la absorción de vitaminas y
minerales, por lo cual ese aporte extra debe realizarse. Esas
deficiencias nutricionales debilitan el sistema inmune, con lo que se
prolonga el tiempo de sanación de las inflamaciones y úlceras.
- Evitar el estrés
siempre que se pueda, será satisfactorio, puesto que el sistema
nervioso esta íntimamente conectado al funcionamiento del organismo.
- El consumo de ácidos grasos esenciales omega-3 como el aceite de onagra
o de semillas de lino o de salmón, actúan reparando la mucosa
digestiva, son antinflamatorios y muy necesarios para esta enfermedad.
- Las vitaminas antioxidantes ayudan a reparar el tracto gastrointestinal y reparar los tejidos.
Este tipo de alimentación y estas normas básicas debe llevarse a
cabo siempre, ya que cuando no se cuida la dieta, reaparece la
enfermedad de Crohn, y es eso lo que debemos evitar: las complicaciones y
los fuertes síntomas de sus recidivas.
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